
La vida da muchas vueltas y, en ocasiones, aun cuando ya hemos recorrido mundo y estamos ya en el ocaso de nuestra existencia, el destino aún puede depararnos alguna que otra sorpresa.
Así fue uno de nuestros casos de éxito más curiosos: Miguel, quien a sus 90 años es el destinatario de una herencia viviendo a miles de kilómetros de distancia, en Australia. ¿Cómo es posible?.
Todo comienza con la llamada de un vecino.
Localizó a nuestro despacho, Navarro y Navarro, pidiéndonos ayuda por un problema que había en su comunidad.
Resulta que hacía un tiempo una señora había fallecido y había dejado un pequeño apartamento abandonado en el centro de Madrid. Esto, obviamente, causaba problemas de impago de cuotas tanto a los vecinos como al administrador de la comunidad.
No lo dudamos y empezamos a investigar, comenzando por el árbol genealógico de aquella mujer. Tal y como nos contaron, no tenía familia cercana en España y su madre ya hacía mucho tiempo que había fallecido también.
Sin embargo, sí que había una posible pista: un hijo, al que nadie había visto y que ninguno conocía.
Según nos comentaron los vecinos, la mujer apenas recibía visitas de él y no teníamos datos para poder tirar del hilo más allá de un rastro que desaparecía casi 60 años atrás.
¿Quién era él? ¿Por qué había desaparecido de aquella manera?
Indagando, pudimos localizar cierta familia cercana, sus primos, pero desgraciadamente no pudieron ayudarnos demasiado. Literalmente, parecía que a aquel hijo se lo había tragado la tierra.
Cuando ya pensábamos que habíamos agotado todas las posibilidades y dábamos por imposible aquella investigación, uno de sus primos nos dio la pista clave para continuar: hacia los años 60 aquel muchacho se marchó a Australia.
Muchas veces la búsqueda y localización de herederos trae esto consigo, viajes y rutas que pueden llevarte hasta el otro lado del mundo. Además, siempre queda esa incertidumbre: ¿seguirá allí? ¿Estará vivo?
Teníamos una pista, así que continuamos aquel hilo. Utilizamos Google para buscar su nombre y dimos con un gran indicio: un artículo de jardinería. En él, unos profesionales, entre ellos un español, habían rehabilitado un antiguo jardín del siglo XIX en unas montañas a 100 km de Sidney. ¿Sería él? Tengamos en cuenta que buscábamos a alguien que tendría aproximadamente 90 años, con lo cuál las posibilidades de que hubiera fallecido eran bastante altas.
Decididos e intrigados, contactamos con el teléfono de aquellos profesionales jardineros que mencionaba en el artículo.
Llamamos, preguntamos, volvimos a contactar. Y por fin, la suerte nos sonrió.
Miguel, el profesional español que colaboró en la restauración de aquel jardín, era el hijo perdido que andábamos buscando. En cuanto hablamos con él, nos confirmó que en los años 60 se fue de España y viajó por el mundo, llegando a trabajar en la oficina de turismo española en varios países asiáticos.
Como era de esperar, nuestra llamada le sorprendió, pero poco a poco le explicamos la situación y Miguel además resultó ser una persona encantadora con mucho mundo vivido a sus espaldas. Comprendió que podíamos ayudarle a resolver toda la situación de la herencia de sus familiares y a solucionar los complicados trámites que esto trae consigo.
Con ello, no solo conseguimos resolver el problema de impago de cuotas en la comunidad, sino que también pudimos ayudar a Miguel a recuperar parte de su memoria, de una historia que tras muchos años vuelve a él.
A través de varias llamadas, charlas y largas conversaciones, Miguel volvió atrás en el tiempo y vivió de nuevo sus recuerdos en ese pequeño apartamento del centro de Madrid.
A sus 90 años, con el mundo entero recorrido y grandes historias que contar, lo que más nos agradeció fue poder recuperar sus orígenes, donde empezó a sentir esa llamada de viajar y, a pesar de la distancia, un pedazo de su corazón siempre se quedó allí, en aquel pequeño piso madrileño. Recuperarlo todo fue para él el mejor regalo que pudimos hacerle, aun estando en el confín del mundo.
Esta es una de las muchas historias felices que podemos contar gracias a nuestro trabajo en Navarro y Navarro. Si necesitas ayuda o conoces un caso similar, contáctanos y te ayudaremos a resolverlo.